Colombia, 2 de octubre,
El día en que las iglesias
votaron por el No.
!Ay
de los que llaman a lo malo bueno
y
a lo bueno malo,
que
tienen las tinieblas por luz
y
luz por tinieblas,
que
tienen lo amargo por dulce
y
lo dulce por amargo !
Por : Hans Cediel
Estoy seguro, los
resultados del domingo 2 de Octubre, no los esperábamos ni los que votamos por
el SI, ni los que ganaron con el NO.
A merced de lo que
decidiera la ciudadana en el plebiscito, el segundo en la historia de Colombia,
estaba un Acuerdo elogiado por la comunidad internacional por su procedimiento
y contenido, por sus avances en cuanto a la justicia transicional, y por
haberse llegado a convertir en el indicativo contemporáneo de la resolución de
conflictos, tal como lo declarara el exfiscal de la Corte Penal Internacional
Luis Moreno Campo http://www.noticiasrcn.com/videos/el-acuerdo-paz-colombia-una-obra-arte-exfiscal-corte-penal-internacional
Sin embargo, la realidad al
final de la jornada fue siniestramente distante. Contra todos los pronósticos
en las encuestas nacionales y la emoción pacifista de la comunidad
internacional expectante, el NO se impuso. Se estima que aproximadamente 2
millones fueron votos de los cristianos evangélicos, de un total de un poco más
de 6, estos fueron militantemente emitidos en favor del NO.
Ante el anuncio del plebiscito,
una marejada de púlpitos evangélicos se decretaron en contra de la firma de
aquél “espeluznante” Acuerdo que se predicaba entregaban a nuestro país al
desastre del “castrochavismo”, al ateísmo rampante de la guerrilla de las FARC,
y a la demoníaca “ideología de género” destructora de las familias y de la fe, https://www.youtube.com/watch?v=amyfHc911mo,
Sólo un par de meses antes,
evangélicos y católicos habían demostrado ya su contundente capacidad de
movilización, abarrotando las calles del país en una protesta nacional. La macabra combinación de la obscena
tergiversación de los hechos, la alineación y sumisión incuestionable a sus
Pastores y líderes, el desprecio y deslegitimización de las constantes
aclaraciones y argumentos del Estado, y una teología en la que no todos son imagen y semejanza de
Dios; lograba poblar las calles de Colombia. La aparición de unas supuestas
cartillas que serían implementadas en los colegios de secundaria del país, como
manuales de convivencia donde aparentemente se estaría imponiendo la “ideología
de género”, removió de sus altares a los sectores religiosos más conservadores
y los hizo, al fin, participar de alguna manera en la vida pública.https://www.youtube.com/watch?v=N2kansJztXg.
A sus anchas, las cabezas
de esta convocatoria elaboraron las dimensiones y contenidos de la razón que
los movilizaba: las cartillas estaban plagadas de pornografía y la ministra de
Educación, por su orientación sexual, lógicamente, tenía un plan de
“homosexualizar” a nuestros niños y de paso, a toda la sociedad colombiana.
La diputada Ángela
Hernández, líder política de un partido de derecha e hija de Pastor evangélico,
logró posicionar junto a la militancia de su Iglesia, estas premisas en las
redes sociales y en los medios de comunicación,http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/protestas-contra-cartillas-de-ideologia-de-genero-en-colegios/16670419. De nada sirvió que el propio Ministerio de Educación
saliera a desmentir innumerables veces, la ficción creada sobre la utilización
de dibujos pornográficos -animaciones que demostraron habían sido descargadas
de un portal Europeo de revistas para adultos-, ni siquiera que el propio
Senador Armando Benedetti denunciara a una de sus colegas como responsable de
la difusión electrónica de la información falsa. Ante el cuestionamiento de la
falacia de sus argumentos con las constantes aclaraciones del Ministerio de
Educación, la diputada no se inmutó en contraatacar declarando que la Iglesia
estaba siendo víctima de amenazas. Y así fue como, Pastores y líderes, con
osadas sustentaciones bíblicas homofóbicas, exigieron ya a esas alturas, la
renuncia de la Ministra de Educación. http://www.elespectador.com/noticias/educacion/hay-detras-de-falsas-cartillas-sobre-educacion-sexual-a-articulo-647998.
A pesar de todas las
repetidas y sustentadas aclaraciones, el argumento del uso de pornografía y el supuesto
proyecto colonizador homosexual, siguieron erigiéndose como el libreto más
febril de quienes deslegitimaron, convencieron y azuzaron a la población
cristiana en contra de las cartillas.
Líderes evangélicos, sin
corroborar esta información, lograron que esta falsa historia corriera como
pólvora entre las comunidades de fe, y fue entonces que las calles de Colombia
reventaron el 10 de Agosto cargadas de ignorancia, sumisión y desamor. https://www.youtube.com/watch?v=N2kansJztXg Aquellos fueron los presagios del triunfo del NO.
LOS FALSOS PROFETAS DEL NO
El Procurador General de la
Nación Alejandro Ordoñez, dirigió ataques constantes a los Acuerdos de la
Habana en los medios de comunicación retomando los argumentos de la amenaza de
la dictadura homosexual de la marcha del 10 de Agosto. Ordoñez, se posesionó
del discurso de lucha en contra de la “ideología de género” como destructor de
la familia, la propiedad y la cristiandad. Instó a las iglesias a unirse contra
esta amenaza, a la que se sumaba además el amago del “castrochavismo” en
Colombia, término usado por Uribe para llamar a la supuesta influencia
comunista de Venezuela y Cuba, si se aprobaban los Acuerdos de paz.
A los evangélicos a los que
convenció que votaran por el NO, poco les importó saber que el Procurador
Ordoñez milita en la “Tercera Fuerza”, una agrupación neonazi que apoya la
violencia y los principios fascistas
http://www.las2orillas.co/el-procurador-y-el-exjefe-neonazi-eduardo-romano-juntos-en-el-homenaje-de-restauracion-nacional/. Tampoco los inmutó el hecho conocido de que este había
usado los recursos del Estado para su campaña presidencial, perseguido a la
oposición valiéndose de su cargo como funcionario público, que tenía en proceso
investigaciones por abuso de autoridad, y que fue removido de su cargo antes de
terminar su mandato por acusaciones de corrupción http://www.publimetro.co/colombia/destitucion-de-alejandro-ordonez-de-la-procuraduria-general-de-la-nacion/lmkpiv!Y6nklm6t1BY/, Defensor de los intereses de las altas clases sociales
conservadoras y reconocido miembro del Opus Dei https://www.youtube.com/watch?v=hQwIh9spjKQ, Ordoñez encontró agenda común con los sectores neo
conservadores de las iglesias cristianas evangélicas, entre ellos el Pastor y
Concejal por Bogotá Marco Fidel Ramírez, aferro uribista que en constantes
declaraciones ha expresado su homofobia y con total desparpajo ha dado a
entender la necesidad de acabar con los habitantes de calle, porque según él,
estas personas ya no tienen corrección https://www.youtube.com/watch?v=0vSERWG7NRo ,.
La Senadora Vivian Morales,
una lideresa política evangélica que fue conocida en los años 90s por la
promoción de la libertad de cultos y la defensa de las minorías religiosas,
apareció dramáticamente en la escena pública y eclesial, aportando al caldo de
cultivo por el NO. Vocera de los que están en contra del tema del matrimonio
igualitario y la adopción por parejas homosexuales, al parecer vio la
oportunidad de recuperar su caudal electoral entre el público evangélico con
esta postura, aunque ello implicara estar contraria a los ideales de su partido
liberal, de las razones jurídicas que defendió en los 90s y no me cabe duda que
incluso de su propia conciencia.
“Si Cristo no está en el
centro de los diálogos de paz, el proceso es en vano” este huracán no se hizo
esperar, indecisos de la última semana decidieron su voto por el NO,
convencidos de que era mandato divino oponerse a un acuerdo que no tomaba en
cuenta a Dios. En las redes sociales aparecieron un sin número de mensajes que
expresaban esta idea; Pastores, líderes y cristianos de a pie, todos empezaron
a militar bajo esta contundente premisa; sin ningún tipo de crítica, sin ningún
cuestionamiento, sin ningún argumento más que los que el jugador de la
selección de mayores de fútbol, Daniel Torres, un ferviente evangélico, publicó
en un vídeo ,http://www.elespectador.com/noticias/politica/jesucristo-el-unico-puede-traer-paz-daniel-torres-juan-articulo-657359,
LOS PROFETAS CORTESANOS DEL SI
Las voces referenciales
dentro del mundo evangélico que apoyaban el SÍ, apenas susurraban. Tal como en
los 50 años de nuestra dolorosa guerra, su participación se redujo a
apariciones cortesanas en las reuniones del ministerio del interior de la
presidencia, o con agencias de cooperación internacional, “representando” al
pueblo evangélico. No hicieron suficiente labor educativa durante los procesos,
no levantaron su voz teológica en medio de las congregaciones, ni usaron su
poder simbólico o sus recursos institucionales para desbalancear con una
teología contraria a la guerra, el letal discurso en favor del NO en las
Iglesias. Cautivos de la cultura del selfie, creyeron trabajar por la paz
exhibiendose en sus redes sociales con autofotos en la Plaza Bolívar mientras
se firmaban los Acuerdos.
NUNCA QUEDAN MAL CON NADIE
El Consejo Evangélico
Colombiano, CEDECOL, la organización que
agrupa a la mayoría de las congregaciones cristianas evangélicas en Colombia,
se autodefinió neutral frente al plebiscito. Según su Director, CEDECOL asumió
que las organizaciones religiosas de su afiliación tomaran orientación
propia según su propia consideración y
criterio https://www.youtube.com/watch?v=5dacMp0qKxs. Los posibles matices de este posicionamiento, y su
inclinación de la balanza, resultaron evidentes: su apoyo público a la cruzada
en contra de la “ideología de género”, otorgaron en esta coyuntura su
patrocinio tácito a la dantesca campaña por el NO https://www.youtube.com/watch?v=Dq1wQkBcO1A .
El historial esquivo al
compromiso en temas de justicia y paz de CEDECOL, es bien conocido. Esta
organización que ha sido dirigido por el mismo personaje hace décadas, a
finales de los 90s desarticula la Comisión de Derechos Humanos del Consejo, y
la instrumentaliza en el marco de los diálogos de negociación del ex Presidente
Uribe con los paramilitares, la muda a una Comisión Nacional de Reconciliación.
La hoy llamada Comisión de Paz, es un comité compuesto por un puñado de líderes
religiosos y de ONGs, que financian sus proyectos con recursos de las Iglesias
del norte.
LA IGLESIA QUE ADORA AL DIOS DE LA GUERRA
La victoria del Sí aparecía
como un resultado ampliamente favorable, era casi un hecho el resultado de
respaldo al Acuerdo. Sin embargo el domingo 2 de Octubre, otra fue la realidad.
Los cristianos evangélicos desbalancearon todos los pronósticos, según las
últimas encuestas, apenas días antes de la votación.
El fervor militante de los
creyentes asombró a todos los sectores sociales en especial a los políticos,
ellos reconocieron en nuestras comunidades un caudal electoral muy fácil y
barato de conducir; como el propio gerente de la campaña del NO afirmó en una
entrevista. http://www.larepublica.co/el-no-ha-sido-la-campa%C3%B1a-m%C3%A1s-barata-y-m%C3%A1s-efectiva-de-la-historia_427891
Pero este comportamiento de
los liderazgos de nuestras Iglesias no era nuevo. Su historia de desprecio por
la vida, acompasa la cantidad de años en esta guerra de la que afirmaron no
querían salir. Así es como tristemente lo atestiguamos desde hace tiempo. Hace
unos años, siendo yo parte de una organización de derechos humanos nacida por
la preocupación de un grupo de cristianos evangélicos y católicos frente a las
consecuencias de la guerra a finales de los años 90, desarrollamos junto a
organizaciones de víctimas del conflicto, cuatro Tribunales Internacionales de
Opinión en los que las propias víctimas juzgaban a sus victimarios con la
presencia de jueces internacionales vinculadas con la defensa de derechos
humanos, a manera de lucha contra la impunidad y el terrorismo de Estado,
especialmente durante la dictadura presidencialista de Uribe. En esta
iniciativa, se realizaron más de 20 audiencias públicas, y se recorrió el país
escuchando el dolor de las víctimas y lográndose sistematizar innumerables
casos de violación a los derechos humanos señalados como el resultado de la
política de seguridad democrática del presidente Uribe.
Todo este abrumador
dolor había sido la secuela de una
dictadura presidencialista que catapultaba las cifras de los abusos y
violaciones a los derechos humanos que ya acarreaba la guerra. Entre aquellas
estremecedoras carnicerías auspiciadas por Uribe, se encontraban los más de
2,000 casos de los llamados falsos positivos, jóvenes inocentes pobres, que
fueron desaparecidos o reclutados por el ejército de Colombia y que luego
aparecían muertos en combates artificiales con la guerrilla. A través de esta
macabra modalidad meritocrática, los militares de alto rango obtuvieron
premios, ascensos, al mismo tiempo que lograban cumplir las cuotas de los
resultados exigidos en los operativos militares que había establecido el propio
presidente Uribe y su Ministro de Defensa de ese entonces, el hoy premio Nobel
de la Paz Juan Manuel Santos. http://www.eltiempo.com/politica/justicia/investigacion-contra-el-general-montoya-y-el-general-torres-por-falsos-positivos/16548487,
Las organizaciones como
Justicia y Vida, denunciamos públicamente estos y muchos otros casos
aberrantes. En uno de los Tribunales Internacionales de Opinión que
organizamos, a finales de Abril del 2008 en una de las salas del Congreso, se
denuncia al Estado por 47 casos de desapariciones forzadas.http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-tribunal-internacional-de-opinion-acusa-colombia-crimenes-de-estado. Al mismo tiempo,
en los corredizos del poder había estallado el escándalo que abriría un amplio
debate en torno al papel del paramilitarismo en Colombia y la vinculación con
instituciones y el gobierno: el primo y asesor del presidente Alvaro Uribe, el
ex Senador Mario Uribe, estaba siendo acusado por su vinculación con grupos
paramilitares y en especial con casos de desaparición forzada en el
departamento de Antioquia, http://www.verdadabierta.com/politica-ilegal/parapoliticos/4757-parapolitica-mario-uribe-escobar En el salón anexo a donde desarrollábamos el Tribunal, se
iba a realizar un evento de reconocimiento y apoyo a Mario Uribe. Ahí empezaron
a llegar congresistas, senadores y todas las fichas de la clase política
uribista. La escena era antagónica: mientras en un salón del Congreso se estaba
procurando hacer justicia a las víctimas, en el otro se homenajeaba a los victimarios
de las desapariciones forzadas. Pero los hechos se volvieron todavía más
bizarros: una fila de reconocidos Pastores evangélicos, quienes también habían
sido invitados a participar de los Tribunales para acompañar a las víctimas,
pasaban de largo de las madres y esposas de los mismos desaparecidos por los
que era acusado Uribe, y cuál denuncia profética veterotestamentaria, entraban
indolentes a saborear los cócteles de la infamia en el salón orquestado para el
besamanos de sus asesinos. http://www.asfaddes.org/pdf/tribunal_internacional_de_opinion.pdf .
Durante esos años, a la
pública indolencia de los líderes de las iglesias evangélicas frente a la
guerra, se le sumó también su testimonio criminal. El éxito personal impulsado
por las Iglesias de las teologías de la prosperidad, hizo de las pirámides de
lavados de activos la actividad predilecta de estas comunidades religiosas.
Congregaciones enteras fueron víctimas de las pirámides de estafa. Miles de
hermanos y hermanas fueron timados por líderes de iglesias a partir de un
sistema de recolección de dinero de este tipo http://www.elespectador.com/noticias/judicial/escandalos-han-salpicado-iglesias-evangelicas-de-colomb-articulo-470881.
Lamentablemente, después
del desplome de las pirámides y las estafas, las iglesias involucradas
callaron. No hubo una palabra de perdón, ni nunca se les devolvió el dinero a
los afectados. Y mientras en las iglesias se había vivido la espiritualidad del
dinero fácil y el poder del narcotráfico y el paramilitarismo permeaba todo el
tejido social; en el campo una mareada de personas perdían sus tierras y los
desplazados se contaban por miles en las calle de las ciudades. Las iglesias
avanzaron con ceguera espiritual, prefiriendo el aquelarre del dinero fácil y
el desamor del antireino que los distanciaba del dolor de sus prójimos.
En estos años del
oscurantismo de la fe, muchos pastores visitaban por la puerta de atrás la casa
de Nariño para asistir a supuestas reuniones devocionales con Uribe y su
equipo. Todo esto a pesar de que las víctimas y organizaciones de derechos
humanos denunciábamos las atrocidades que este personaje cometía y que hoy han
sido más que comprobadas. http://www.eltiempo.com/multimedia/infografias/el-entorno-de-alvaro-uribe-condenado-por-la-justicia/15594298,
El discurso de muchas de
estas iglesias, que incluían profecías y otras señales divinas, se sustentaban
en hacer creer que sometiéndose a la autoridad terrenal, convertirían a estos
políticos en seguidores de Cristo. Es lamentable que hoy, con varios años por
delante, la conversión tan prometida fuera en sentido inverso y haya tenido su
punto más denigrante en el apoyo masivo de los cristianos evangélicos al NO a
la paz. En base a una adaptación al proyecto político social de la extrema
derecha, ornamentada de una supuesta vigilancia de la auténtica moralidad
cristiana, se ha construido un marco de valores que define el comportamiento
inhumano y cruel de las iglesias, y que empezando a materializarse durante el
gobierno de Uribe, hoy da sus frutos del árbol de la muerte.
“Para que la vida no sea asesinada en primavera”
Varias cuestiones para la reflexión.
La onda desilusión y la
tristeza en sectores más progresistas de cristianos evangélicos, especialmente
entre los jóvenes y organizaciones que trabajan por la paz, nos ha llevado a
anunciar nuestra distancia de estas iglesias, y a aclarar nuestra desadherencia
a su posición infame, corrupta, engañosa, irresponsable y absolutamente lejana
al reino de Dios anunciado por Jesús.
Uno no puede llegar al
cielo en los hombros del diablo. Las iglesias trabajaron de la mano con sus
verdugos, con la agenda de los verdugos. Llevaron al país a un nivel de
incertidumbre institucional, polarizaron a la sociedad y desmoralización de los
movimientos que nacieron durante este proceso de paz -especialmente compuesto
por miles de jóvenes que no quieren más la guerra- y que vigorosos y esperanzadores,
tomaron calles, paredes y corazones.
Los acuerdos no eran un
tratado de teología, son un tratado político. Pero haber apelado a que Cristo
no fuera el centro de los diálogos, delata la gravedad de la miopía teológica
que no entiende las dimensiones universales del constante llamado de Dios a la
paz y la justicia.
Las trampas y mentiras en
que los líderes eclesiales se basaron para alcanzar la victoria del NO,
provocaron que el 6 de Octubre la fiscalía comenzara una investigación para
procesar a los responsables de delito electoral. Y es que las iglesias
demostraron carecer de un proyecto ético, de unas verdaderas Buenas Nuevas para
nuestra sociedad. Se ufanaron de encuadrarse en el amordazamiento de la grey a
través del control y disciplina de su tullido cuerpo dogmático, en lugar de
ofrecer al tejido social el sentido transformador de la justicia que el
Evangelio exige.
Resultó sencilla la
manipulación de quienes asumieron el camino de la fe como el despojo de sus
habilidades para decidir pensar y amar, por sí mismos, como ciudadanos
colombianos.
Pues sí, las iglesias no
construyen ciudadanía, menos aún forman ciudadanos y ciudadanas. La política
como el ejercicio de pensar y sentir el bien común, no existe en las iglesias.
Sin embargo, se azuza el envilecimiento, el individualismo y la cultura de dominación.
Existe un arrinconamiento de los valores cristianos a la vida privada,
desconectándolos con las reflexiones frente a las situaciones de los problemas
de la sociedad de las que todos hacemos parte. Las iglesias no asumen posturas
éticas que conlleven a tener que reflexionar, discernir y realizar acciones
frente a los desafíos de la vida social. La polarización es resultado de unas
estructuras cerradas que no desean construir sujetos que logren articular la fe
con la vida. Así, la moral cristiana basada en el amor al prójimo queda
totalmente desacreditada.
El liderazgo cristiano que
se auto concibe progresista, se ha convertido en un grupo de ejecutivos
gerentes de la fe, que viven en reuniones protocolares donde hablan a nombre de
colectivos de los que muchas veces no son representativos. Decepciona ver como
personas tienen homilías discursivas pero no construyen procesos con otros y
otras.
Las discusiones internas
que en todo colectivo deben darse, mucho más en momentos coyunturales como
este, no se toman en serio. La discusión dentro de estos sectores pareciera más
un secreto o una cuestión personal. Las iglesias no tienen espacios para
reflexionar o discutir, no hay reflexiones de fondo; las escuelas de formación
cristiana o los seminarios son centros de adoctrinamiento y reclutamiento, las
voces disidentes no pasan del secreto condicionado por el estatus, los
privilegios y los salarios. La posición dominante de los pastores que son
dueños y señores de la Palabra, influyen en la forma de interpretar el mundo,
la vida y sus realidades. Estos pastores se alimentan solamente de los medios
de comunicación evangélicos y de las medios masivos de comunicación que
reproducen solo una forma de ver el mundo, existe una auto negación del
pensamiento crítico por considerarlo contrario a la fe, las comunidades
eclesiales no son democráticas, la participación real no existe, los diálogos
no pasan de ser una cuestión de algunos amigos.
La comunicación y los
imaginarios que se construyen en estos escenarios son a través de la tradición
oral y la sujeción: solo un rumor, una mentira, una especulación o un chisme
apocalíptico que pueden generar sentimientos y posiciones. El pasado plebiscito
lo confirma; los argumentos basados en mentiras de campaña que llevaron a los
evangélicos a votar por el NO, lograron la gratitud del ex Presidente Uribe en
su primer pronunciamiento después del domingo del plebiscito, quien además
resaltó la moralidad cristiana. La desinformación, los chismes dantescos y las
mentiras mal elaboradas, ganaron el domingo sobre las argumentaciones, las
posiciones éticas y el sentido común. Ganaron sobre el amor a Colombia.
Los argumentos de que la
iglesia no debe asumir posturas políticas y debe “dejar hacer”, es tan político
como sí asumir posiciones. La neutralidad es tan peligrosa como las posiciones
erróneas, algunos por defender sus instituciones al declararlas neutrales,
olvidan que en los primeros tiempos de la cristiandad el movimiento de Jesús
logró proponer nuevas relaciones sociales, una nueva ética y nuevas comunidades
que se caracterizaban por la colectividad; donde se compartía el pan, la
palabra y se denunciaba al imperio romano y sus idolatrías. Sus implicancias,
las del reino en medio nuestro, transformaban la sociedad y eso incomodó al
imperio romano hasta que el cristianismo se volvió el imperio, aunque quedaron
semillas de testimonio de esa fe de los de abajo.
Los proyectos genocidas
como el exterminio armenio, nazi; las dictaduras latinoamericanas como las del
cono sur, y los asesinatos realizados por los Contras en centroamérica, donde
inclusive sacerdotes y monjas fueron asesinados, solo por recordar a algunos;
son el testimonio de que en la historia del cristianismo del siglo XX hay
suficientes ejemplos para demostrar que cuando la iglesia fue neutral por estar
del lado del poder, recibir favores, por no incomodar a sus feligreses o perder
los diezmos, se hizo cómplice de dictadores, matanzas y guerras.
El ministerio profético de
la iglesia, que denunciaba la corrupción y la infamia de los poderes, ha sido
desbancado por la profecía “money order” sobre el dinero y el éxito personal.
Para los líderes eclesiales de la prosperidad, los profetas del antiguo
testamento no podrían ser jamás fuente de inspiración. La capacidad crítica que
nos debería colocar a favor de las víctimas y despojados, no se puede ejercer
en las congregaciones. Entonces, los que hoy si hablan proféticamente,
prefieren distanciarse de estas comunidades religiosas complacientes con el
poder de turno y embriagadas de ambición.
Es cierto que los
cristianos evangélicos han crecido enormemente en cantidad, y están entre las
víctimas y los victimarios, entre los ricos y los pobres, sin embargo no tengo
duda que los hechos del domingo 2 de Octubre son un punto de inflexión frente
al cambio que ha vivido este colectivo. Hoy con arrogancia muestran el poder
electoral con que cuentan, y muestran con peligro lo que pueden lograr en
próximas contiendas electorales a cara del 2018, que como todo indica es la
intención del principal beneficiario y vocero del No, el ex-presidente Uribe.
Se avanza en cantidad, pero
ha perdido los sentidos, el llamado de ser luz y sal. Hoy las iglesias se
convierten bajo la lupa de la opinión pública en un nuevo actor, una masa de
votantes fácilmente mangoneables que bajo los efectos de las fantasías
apocalípticas, falsas moralidades y lecturas bíblicas sin ninguna hermenéutica
coherente, con un voto acrítico y disciplinado definen los destinos de nuestra
sociedad. El llamado a transformar las causas estructurales que mantiene la
injusticia social y la violencia, no es tema de reflexión, ni de preocupación,
se convive complaciente con la injusticia social y la sensación de bienestar
que la sociedad de consumo produce, como si el reino de dios estuviera en las
fantasías de lo aparente, en el engaño de una vida superficial y anodino.
De aquella iglesia humilde
evangélica que recorría los campos colombianos en medio de la persecución de
los años 50 y 60, donde muchos hombres y mujeres con una fe sencilla y profunda
recorrían a hombro de mula llevando biblias sin importar las consecuencias
personales o familiares. De aquellos creyentes considerados subversivos porque
hacían de las escuelas dominicales lugares de alfabetización de los pobres para
que el verdadero testimonio lo proclamara la sencillez de la vida, parece sólo
quedar un puñado de resistencias muy marginales.
Nos encontramos frente a
una nueva forma de iglesias cristianas evangélicas, organismos convertidos en
aparatos electorales a favor de sectores violentos y con valores contrarios a
la fe que Jesús proclamó. Hoy somos testigos del cambio en la intervención en
política de los evangélicos y sus graves implicaciones y consecuencias para el
futuro de Colombia. Las autocríticas más que nunca son necesarias y
pertinentes. Se hace necesario, urgente, caminar con otros y otras y al fin,
sentirnos parte de una misma sociedad cuyo destino nos implica a todos, nos
esperan para cambiar este país desbastado por la guerra, pero esperanzador en
su composición.
En ese sentido, las
comunidades de fe aún pueden honrar su llamado en la historia, forjarse como
lugares de llegada de personas que necesitan construir comunidad con otros y
otras, como provisores de alimento a la vida en todas sus complejidades y
contradicciones, levantándose como espacios proféticos donde la denuncia de la
injusticia y la promoción de la paz y la reconciliación, sean maneras de seguir
y servir al Dios de la vida. No existe un rincón de este país donde estas
comunidades no estén presentes, y en muchas participan creyentes con un sincero
servicio motivado por la vocación del amor eficaz.
Nos queda por delante
reencontrar esa fe en el Dios de la vida como horizonte y sentido, el Dios que
está al lado de los que sufren y sueñan transformar las causas más perversa de
la miseria y la violencia humana, que nos invita a recorrer junto a El, otros y
otras las sendas de la reconciliación, la justicia y la PAZ.